Su verdadero nombre era William Frederich Cody. Nació en 1846, en el condado de Scott de Iowa. Huérfano de padre desde los 11 años tuvo que ganarse la vida desde muy joven. Ya a los 14 años era mensajero a caballo, en Kansas del recién creado Pony Express.
Durante la Guerra de Secesión americana, Cody, participó como guía y explorador del ejército de la Unión y pronto adquirió fama como excelente explorador y conocedor de las costumbres de los indios. Al final de la guerra, en 1865, firmó un contrato con la Pacific Railroad, empresa ferroviaria de Kansas, para suministrar carne a los trabajadores que abrían nuevas vías. Para ello cazaba búfalos, llegando a matar a más de cuatro mil en apenas ocho meses. Esta actividad fue la que le proporcionó su apodo “Buffalo Bill”. Más tarde llegó a luchar para que respetaran los periodos de veda y no se organizaran cacerías de búfalos, ya que la caza indiscriminada podría llevar a este animal a su extinción.
A partir de entonces, Buffalo Bill se convirtió en una leyenda nacional, llenando con sus aventuras, a veces inventadas, gran cantidad de periódicos y novelas.
Volvió a trabajar como explorador con el ejército en el Quinto de Caballería. Los soldados consideraban que les daba buena suerte, y él también pensaba que la tenía, ya que sólo lo hirieron una vez y levemente. 1872, el congreso le concedió la medalla de Honor, que le fue retirada más tarde, por no pertenecer oficialmente al ejército. Pero su fama era imparable y las clases sociales más acomodadas de América y Europa, lo contrataban como guía en sus cacerías.
Para rentabilizar esta admiración que despertaba, decidió fundar su propio espectáculo, una mezcla de circo y lecciones de la historia reciente del lejano Oeste Americano. En este espectáculo participaban vaqueros e indios, e incluso llegó a trabajar en él, el mítico jefe Toro Sentado. También actuaban mujeres, ya que Cody pensaban que las mujeres podían hacer el mismo trabajo que los hombres, ganar lo mismo e incluso votar. Durante 20 años recorrió con su circo los Estados Unidos y Europa, participando en el jubileo de la reina Victoria de Inglaterra con su espectáculo.
En 1901 se convirtió en presidente de la Academia Militar Cody y de la Academia Internacional de Jinetes, que él mismo creó en una propiedad que tenía en Wyoming. Hoy día en ese lugar se encuentra la ciudad de Cody, llamada así en su honor.
Murió en 1917, arruinado por la mala gestión de su espectáculo.
Búffalo Bill, en su gira por Europa con su espectáculo, también estuvo en España. El 7 de enero de 1890, el “Wild West Show” encabezado por Búffalo Bill, organizó un desfile monumental por las calles de Barcelona. Indios, Cowboys, miembros de Séptimo de Caballería, Diligencias y numerosísimos animales como caballos y búfalos hicieron un desfile al más puro estilo del Far West.
Hasta la llegada de los españoles, los nativos americanos no conocían el caballo. No es que en América no hubieran existido, sino que se extinguieron. Dos linajes de caballo vivieron en América del Norte durante el Pleistoceno Tardío: los caballos zancudos y los caballinos. "Aunque los diferentes caballos de cada especie variaban bastante en forma y tamaño, según la región y la época".
Los primeros caballos que llegaron a América fueron transpordados por Cristóbal Colón en su segundo viaje. Antes de partir don Cristóbal, el 25 de Septiembre de 1493, los Reyes Católicos escribieron a su secretario Fernando de Zafra para que "escogiese veinte lanzas jinetas junto a cinco dobladuras hembras de entre la gente de la Santa Hermandad que estaba en Granada", para que embarcaran en los barcos con Colón rumbo a América. Era costumbre entre los hombres de armas cabalgar en caballos enteros, mientras que por "dobladura" se entendía una montura de repuesto para el caso de que cediese la primera.
Sin embargo, los briosos corceles exhibidos en el desfile que se celebró en Sevilla fueron cambiados por unos "pencos matolones" que llegaron muy flacos y maltratados por el viaje. Colón no tuvo más remedio que quejarse a los monarcas del cambio que hicieron los escuderos.
Los equinos eran necesarios no sólo para la defensa de la isla, también lo eran para el arado de la tierra y el transporte de los materiales necesarios a las nuevas construcciones. Por ello, con posterioridad, se sucedieron envíos de nuevos caballos.
Poco a poco, se fue formando la primera yeguada americana. Pero, los animales tuvieron que soportar múltiples problemas como las enfermedades propias del trópico, entre otras cosas.
El número de animales enviados en pocos años fue tan importante y abundante que en 1507 el Rey Católico tuvo que prohibir la exportación de más animales. La última remesa legal partió en Diciembre de este año con 106 yeguas, pero esto fue solo sobre el papel, ya que de estraperlo fueron llevados gran número de equinos, pues alcanzaban un alto valor en el mercado de contrabando.
Poco a poco los caballos se fueron extendiendo por el continente americano e incorporándose a la vida de sus habitantes, hasta tal punto, que nos resultaría imposible imaginar un Far West, o una Pampa sin caballos.
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