Que Julio César fue un personaje extraordinario no es desconocido por nadie. Todos hemos oído alguna vez sus gestas, o conocemos algunas de sus célebres frases utilizadas hoy en día en determinadas situaciones, dichas, incluso, en su idioma materno, el latín. También conocemos su ominosa muerte un quince de marzo cuando entraba en el senado de Roma, a manos de un grupo de senadores que habían conspirado para matarlo a traición, temerosos del poder que tenía, del amor que el pueblo le profesaba y de su liderazgo en el ejército.
Hay facetas de su personalidad que, sin embargo, no son tan conocidas, como que "César era un hombre muy versado en las armas y un consumado jinete, resistente a la fatiga más allá de lo verosímil. En la marcha del ejército iba delante, algunas veces a caballo, más a menudo a pie con la cabeza descubierta, ya hubiese sol o lluvia. Recorría, cada día unos cien mil pasos, a pié, en vehículo u a caballo, si le detenían unos ríos los cruzaba a nado o sostenido por odres hinchados, de manera que a menudo llegaba antes que sus mensajeros".
Plutarco escribe que "el correr a caballo le era, a Julio César, desde niño muy fácil, porque se había acostumbrado a hacer correr a escape un caballo con las manos cruzadas a la espalda" y que se ejercitaba dictando cartas a dos escribientes a un tiempo "mientras caminaba a caballo".
El amor que profesaba a los caballos lo manifestó en numerosas ocasiones como cuando retiraba los caballos del campo de batalla al entrar ésta en una fase peligrosa, empezando por el suyo, o recorrer largas distancias a pie para no agotarlos. Lo que sí está claro es que César fue un gran jinete, que tuvo buenos caballos y que a lomos de un equino realizó la gran obra de su vida.
Pero aunque ni él mismo en sus escritos, ni la mayoría de los biógrafos, hablan de un caballo concreto, Suetonio y Plutarco, nos habla de uno, Genitor, o sea, "creador", "padre" y que César lo llamó así en recuerdo de su padre que murió cuando tan sólo él tenía catorce o quince años. Fue con ese caballo con el que pasó el Rubicón y realizó la campaña de Las Galias. Caballo extraordinario, casi con pies de hombre y con pezuñas hinchadas a manera de dedos. Nació en su casa, y al detectar la anomalía de sus pies, los augures predijeron que su dueño tendría el imperio del mundo. Lo alimentó con gran cuidado y fue el primero en montarlo, al no consentir , el caballo, a ningún otro jinete. Más tarde hizo levantar una estatua de este caballo delante del templo de Venus Genetrix".
Sobre cómo era el caballo no sabemos mucho, salvo que era enteramente blanco, no demasiado grande y que miraba de una forma un poco desconcertante… muy fijamente, hasta el punto de que a alguno de los generales de César le ponía nervioso y procuraba evitar al animal.
La característica anatómica más notable del caballo moderno es la presencia de un único dedo en cada una de sus extremidades, concretamente, nuestro dedo corazón. Los dedos segundo y cuarto son vestigiales (restos atrofiados de los dedos funcionales primitivos), y están situados más arriba y a cada lado de la pezuña…excepto en el caso del caballo de Przewalski, una especie de caballo salvaje que habitó en Mongolia y parte de China hasta el siglo pasado y que tiene los dedos segundo y cuarto un poquito más evidentes. Quizá Genitor fuera una de ellos…
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