Simón nació en la noche del 24 al 25 de julio de 1783 en una casa solariega de la Plaza San Jacinto de Caracas y su nombre completo era Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar de la Concepción y Ponte Palacios y Blanco, pero era conocido por todos como Simón el Libertador, título que le dio el Cabildo de Mérida en Venezuela.
Era hijo de una acomodada familia venezolana que provenía de una población llamada La Puebla de Bolívar en el País Vasco (España). Sus padres tenían una gran diferencia de edad. Cuando se casaron su padre tenía 47 años y su madre 15 años y ambos murieron de tuberculosis cuando Simón era aún un niño. Enfermedad de la que también moriría él, con 47 años.
Se cuenta que en una ocasión su padre cabalgaba sobre un alazán y él iba sobre un borriquillo negro. Su padre le dijo que jamás sería un hombre a caballo, a lo que él le respondió, que así sería, si sólo montaba burros, por lo que su padre le regaló su primer caballo, dejando a todos admirados de cómo se mantenía sobre la silla.
Se casó en España con María Teresa Rodríguez del Toro, hija de Marqués del Toro, quién murió víctima de la fiebre amarilla a los ocho meses de casada. Muchas mujeres pasaron por su vida, pues no podía pasar sin tener una mujer a su lado, pero fue Manuela Sáenz la más importante y, hasta le salvó dos veces la vida... Parece que el Libertador la conoció montado su caballo blanco "Pastor", y ella, abandonando a su marido, siguió a Simón, a quién ayudó en su labor política. Es seguro que Bolívar usara a Pastor en sus correrías citadinas o para enamorar a alguna moza, pero en batalla Bolívar usaba una yegua ruana, y según cuentan casi siempre cabalgaba sobre una mula parda.
Sin duda el caballo más famoso de Simón fue su amado Palomo Blanco que era un caballo, de gran estatura y con una cola que llegaba casi hasta el suelo... La más conocida leyenda dice que este caballo se lo regaló un peón, que en cierta ocasión no quiso prestarle la madre del potro porque estaba preñada y cuando el potro creció se lo llevó a Simón a cuyos lomos ganó la célebre batalla de Carabobo contra los españoles. Su "Palomo Blanco" lo reconocía y, al escuchar el timbre inconfundible de su voz, venía como un cordero, batiendo la cola alegremente. El mariscal Santacruz, por quien Bolívar sentía especial afecto, le pidió que le regalara su "Palomo Blanco". Bolívar vaciló, pero no pudo negarse, y dejó su amado caballo, el cual, narran los cronistas, cuando partió su amo languideció y murió al poco tiempo, seguramente de tristeza. Aunque la versión más oficial dice que murió desjarretado por el esfuerzo de una jornada exigente. Hoy en día sus atalajes son exhibidos en el Museo de Mulaló.
Simón Bolívar amó entrañablemente a sus caballos, Cuando podía visitaba las caballerizas para asegurarse que los caballos eran bañados, comían bien, les revisaban las herraduras, y peinadas las crines y colas… Personalmente chequea las correas de la silla de montar y se asegura que estuvieran bien amarradas… Según se cuenta, antes de montar, “bautizaba” a Palomo, que no era otra cosa que rociarlo con agua de colonia. Sus soldados, a modo de broma, decían que para encontrar al Libertador, sus enemigos, sólo tenían que seguir la fragancia que emanaba de él, de su caballo, en incluso de sus perros, a los que también amaba entrañablemente.
Retrato digitalizado de Bolívar |
Cuando falleció el Libertador en San Pedro Alejandrino, el médico francés que estuvo a su lado en sus últimos momentos, al hacerle la autopsia, descubrió dos enormes callos en sus escuálidas posaderas. Por algo, entre la soldadesca le pusieron con cierta admiración el sobrenombre de "culo de fierro".
Bolívar, sobre su caballo, recorriendo América del Sur, fue siempre símbolo de la libertad.
El presidente Hugo Chávez con motivo del 229 aniversario del nacimiento de Simón Bolívar mostró un retrato digitalizado de El Libertador realizado tras dos años de análisis científicos que, según el presidente, muestra el "rostro verdadero" del héroe nacional.
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