sábado, 8 de octubre de 2011

Hernán Cortés

Lienzo de Hernán Cortés a caballo en Méjico


Nació en Medellín (Badajoz) en 1485. Murió cerca de Sevilla, en Castilleja de la Cuesta en 1547.
Procedía de una familia hidalga. Cursó estudios durante dos años de derecho y latín en la universidad de Salamanca, al no disponer de fortuna, decidió cruzar la mar océano para buscar fortuna en la recién descubierta América.
Con veinte años viajó a la isla de la Española y ocupó el cargo de escribano en la villa de Azúa. Por su amistad con su gobernador Diego Velásquez de Cuella, fue secretario de la expedición a Cuba de 1511, donde fue nombrado alcalde de Santiago de Baracoa. Acusado de conspiración estuvo varios años en la cárcel. Fue rehabilitado por su amigo el gobernador.
El 18 de noviembre, una flota compuesta de 11 navíos, 110 marinos, 570 soldados, 250 indígenas antillanos, 11 caballos, 6 yeguas y 10 cañones de bronce, dejó el puerto de Cuba. Cortés siguió la misma ruta que sus predecesores y se dirigió hacia la costa de Méjico y en Tabasco tuvo su primer enfrentamiento con los Aztecas. Cortés a lomos de su caballo Molinero, junto con sus hombres, también a caballo, sembró el terror entre los indígenas. Y al ser este un animal desconocido para los ellos, pensaron que hombre y caballo era un solo ser.
Mas tarde entabló amistad con Moctezuma y, sin embrago, rechazó siempre sus prácticas religiosas porque incluían sacrificios humanos. Una persona fundamental en la vida de Cortés en esta época fue la Melinche doña Marina, que le ayudó a entenderse con los pueblos americanos con los que iba entrando en contacto, pues además aprendió rápidamente el castellano.
Una revuelta contra Cortés le hace huir en la célebre Noche Triste, en la que murieron muchos españoles e indios aliados. Cortés rehizo su ejército y ganó la batalla de Otumba. Más tarde recibió el nombramiento de gobernador y capitán general del reino de Nueva España. Fue desposeído de todos sus cargos por Carlos I y obligado a volver a España.
Nunca más volvió a conseguir el favor real y murió en Castilleja de la Cuesta (Sevilla) tratando de volver a sus posesiones americanas.
Hernán Cortés
Durante la conquista de Méjico, debida en gran medida a los caballos, Hernán Cortés trató de aprovechar el pavor que levantaban con diferentes demostraciones, como cuando llegaron los embajadores mandados por el emperador Moctezuma, que mandó traer una yegua en celo para que un caballo la detectara relinchando y pateando, dejándolos sorprendidos y llenos de temor y, cuando una yegua propiedad de Pedro de Alvarado, corrió en la playa lo que aumentó su miedo. Esta yegua, murió en la calzada de Tacuba durante la huida de Tenochtitlan, salvándole la vida al conquistador, que apenas pudo alcanzar el extremo opuesto de la calzada al ser retirado el puente que la conectaba. Esto fue posible gracias al gran salto que dio la yegua y a la lanza en la que se apoyó para librar la distancia que aún lo separaba de la orilla. A este punto de la calzada de Tacuba aún se le conoce como Puente de Alvarado.
Hernán Cortés, después de conquistar México con alrededor de 600 soldados e iniciando la conquista con sólo 16 equinos, declaró que después de Dios, no tenían otra seguridad sino la de los caballos y que después de Dios, debió su victoria a los mismos.
Una de las historias más curiosas que sucedieron en torno al caballo y a Cortés es referente a unos de sus caballos, llamado “Romo” o el “Morcillo” el cual al transitar cerca del lago de Petén se le hirió en una pata y, como Cortés pensaba retornar por el mismo sitio, lo dejó al cuidado del cacique de Tayasal, pueblo situado en una isla del lago, donde hoy está la población guatemalteca de Flores. Cortés regresó a México por mar y su caballo quedó entre los indios hasta que murió. Pasado el tiempo, llegaron a Petén dos monjes franciscanos, y cuál no sería su asombro al ver que los indios adoraban a un caballo de piedra bajo el nombre de Tziunchán o dios del trueno y el rayo. Tras indagar en el origen de culto, averiguaron que tras morirse el caballo de Cortés hicieron una réplica de piedra para conjurar la cólera de los dioses.
Los franciscanos con su ciego afán conversor destruyeron la estatua, tras lo cual, tuvieron que huir del poblado.
En la actualidad existen varias razas de caballos americanos, todas ellas tienen su origen en aquellos caballos que los españoles llevaron a América hace ya unos quinientos años. Estas razas son el fruto de diversos cruces con otras razas para conseguir determinadas características. Así podemos encontrar:
El Pinto que son de creación Americana. Su apariencia es multicolor con blanco. Estos caballos fueron tomados por los indios Americanos quienes lo valoraron mucho.
El Palusa propio de las colinas y pastizales del condado de Alouse en el noreste de los Estados Unidos Estos caballos de silla son muy pintorescos y populares con sus manchas en los cuartos traseros.
El Palomino tuvo su origen en el viejo oeste, sobre todo en California. Las crines y la cola deben ser de color claro y no debe tener ninguna mancha blanca en la cara, o abajo de la rodilla o corva.

El Buckskin de las regiones más occidentales de América del Norte. Actualmente se cría sobre todo en California, la que se considera su región de origen.

El Chilote de Chile. Su origen se encuentra en los caballos ibéricos, adquiriendo sus características debido del aislamiento y las agrestes condiciones climáticas del archipiélago de Chiloé. Es de tipo “Pony”, que se caracteriza por ser bien proporcionado, elegante, de gran docilidad y por su rusticidad.

El Chileno de Chile. Su genealogía se origina a partir de los primeros caballos llegados al virreinato del Perú. Es la raza criolla y equivale a la raza caballar de registro más antigua de Sudamérica.

El Criollo argentino. Su origen se establece en los cruces entre los caballos traídos por los conquistadores españoles, entre los cuales cabe destacar los árabes, bereberes y andaluces. Hace ya unos 300 años se cría en todo el sur del continente americano con resultados óptimos.

El Morgan Horse de Estados Unidos. Una de las pocas razas que tiene únicamente un progenitor. Su primer representante fue Justin Morgan, semental nacido en 1793 en Massachusetts, con tal potencia genética que llegó a reproducir su morfología en sus descendientes, dando lugar a esta raza.

El Mustang de Estados Unidos. A partir del siglo XVI formaron manadas de caballos salvajes, que vivían en total libertad. A pesar de que durante casi tres siglos fueron la raza más numerosa de los Estados Unidos, sufrieron una desgraciada masacre que hizo que su número se redujera a unos cuantos miles.

El Paso Fino de Puerto Rico, Colombia Venezuela, Republica Dominicana. Nació como raza en Puerto Rico y Colombia, si bien en nuestros días la zona de cría más importante son los Estados Unidos.

El Quarter Horse de Estados Unidos. Llegaron con los primeros colonos españoles a tierras americanas; estos colonos acudieron cargados de caballos de diferentes razas. Durante la conquista, muchos de estos animales se dispersaron por los campos, originando los caballos salvajes que luego serían domesticados por los pieles rojas (alrededor de 1680). Pero no fue hasta 1750 cuando estos caballos indios pasaran a ser conocidos como Quarter Race. En ese tiempo la especie había sido cruzada con pura sangre ingleses.

El Silla Americano de Estados Unidos. Se crió con el fin de ser utilizado como caballo de labor en las plantaciones de Virginia y Kentucky. En nuestros días continúa criándose fundamentalmente en la zona de Virginia. Su origen como raza se remonta a 1890. Se trata de una mezcla de gran cantidad de razas diferentes.

El Tennessee Walking Horse de Estados Unidos. Esta raza fue elegida por los plantadores de algodón por su docilidad y robustez.

1 comentario:

  1. El Silla Americano de Estados Unidos. Se crió con el fin de ser utilizado como caballo de labor en las plantaciones de Virginia y Kentucky. En nuestros días continúa criándose fundamentalmente en la zona de Virginia. https://ideandando.es/como-tomar-silicio-organico/

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