domingo, 29 de enero de 2012

Gengis Kan


Cerca del recorrido del Transiberiano se levanta la impresionante estatua ecuestre de Chinggis Khaan, Gengis Kan, para el mundo occidental, el líder que logró conquistar la mitad del mundo entre el siglo XII y XIII y convertió el Imperio Mongol en el más grande de todos los tiempos. Se trata de una estatua hecha completamente en acero que pesa 250 toneladas y 40 metros de altura. Está rodeada por 36 columnas que representan los 36 kanes mongoles. La estatua formará parte de un complejo de estatuas que aún están por construir. Está ubicado a unos 60 kilómetros de la capital de Mongolia, Ulan Bator. Tiene un mirador ubicado en el lomo del caballo desde donde se puede apreciar la belleza de las praderas mongolas
TEMUYIN, más conocido como Gengis Kan, fundador del imperio mongol, pertenecía a unos de los clanes aristocráticos de una sociedad feudal. Su clan era el poderoso clan Borjigin, de religión chamanista, que había dominado la Mongolia oriental hasta que fue prácticamente aniquilada por los tártaros a mediados del siglo XII. Fue su padre, el primero en recibir el título de Kan por destacarse en la lucha contra China, pero murió cuando Temuyin contaba con  9 años en una emboscada.
“Caminaban por la estepa Yesugei y su hijo Temujin cuando encontraron a un nómada que tenía una hija de 10 años. En una transacción habitual en aquellos tiempos, los padres sellaron el compromiso de matrimonio entre ambos niños. Temujin tenía por entonces 9 años y hubo de quedarse con la tribu de su futura mujer. A su regreso, Yesugei murió a manos de un grupo de tártaro”.
Esto supuso la ruina familiar, su madre y sus seis hermanos tuvieron grandes dificultades para poder sobrevivir,  pues los demás clanes le retiraron su apoyo en una lucha de poder por la hegemonía y para conseguir el título de Kan, ya que el heredero era un niño.
Pero el joven no se rindió, formó un grupo de muchachos que se encontraban en parecidas circunstancias y se dedicaron a atacar a grupos de bandidos, logrando así sus primeros, ocho caballos, una pequeña fortuna. Son estos jóvenes los que más tarde formaron el núcleo duro de su guardia personal.
Poco a poco y desde Ulan, Temuyin fue organizando un temible ejército con la ayuda de nobles que se unieron a su causa. Con dicho ejército derrotó a las, tribus del norte de Mongolia, y a los tártaros. En estas campañas demostró un valor sin límites, lo que atrajo a un mayor número de partidarios que le nombraron jefe. Esto provocó el ataque de sus detractores, a los que venció, proclamándose dueño y señor de la estepa con el título de Gengis Kan
"Temujin se lanzó contra los tártaros en venganza por la muerte de su padre, prácticamente los exterminó. Hizo matar a todos los hombres y niños, y se quedó con las mujeres para su ejército. Comenzaba así el siglo XIII en las estepas mongolas con un nuevo caudillo, ansioso de poder, libertad y conquistas."
Una vez unificadas las tribus y con un poderoso ejército bajo su mando, se lanzó a la conquista de China
La invasión de  China le proporcionaba la estabilidad interior necesaria, pues eran cultos y competentes en la administración, pero también le alentaron a luchar contra los xi xia, una dinastía de origen tibetano que controlaba la Ruta de la Seda, además unos territorios ricos en hierba para sus caballos.
En 1225, Gengis Kan regresaba triunfante a Mongolia, y dos años después, preparaba una nueva expedición contra el reino de Hsi Hsia. No llegó a realizarla: el 18 de agosto de 1227 moría a consecuencia de las heridas sufridas al caer del caballo.
Para que el lugar destinado a su enterramiento permaneciera ignorado, todos los integrantes del cortejo fúnebre, fueron pasados a cuchillo y, parece que el empeño en este secreto le salió bien, pues nunca ha sido encontrado su cuerpo y todo lo relacionado con tumba está rodeado de un gran misterio.
A pesar de su fama de conquistador despiadado, Temuyin fue un soberano hábil e inteligente, un extraordinario gobernador para los suyos, que impuso la paz y el orden en sus dominios, acabó con las  rivalidades tribales y el bandolerismo, creó nuevas vías de comunicación, respetó las diferentes creencias de sus súbditos y, sin saber leer, supo valorar la utilidad del lenguaje escrito.
Una curiosidad sobre su linaje es que aproximadamente el 8% de la población que actualmente vive en los territorios que fue su imperio, tiene el mismo cromosoma Y, siendo la explicación más lógica la de que sean descendiente de Gengis Kan, pues este cromosoma se transmite por línea paterna. Esto lo avala la gran cantidad de esposas, treinta y seis,  concubinas y amantes que el Kan tuvo durante toda su vida por todos sus dominios y por la necesidad de repoblar zonas a partir de sus familiares más directos donde, después de las batallas, apenas quedaban hombres.

Los mongoles eran un pueblo guerrero donde todos los hombres libres se entrenaban para la guerra desde jóvenes y con una tradición de jinetes muy poderosa y muy antigua. Esto, unido a las reformas radicales que introdujo  y la formación de su guardia personal, compuesta en gran parte por sus hijos y otros familiares, tuvo un papel clave en toda la historia del Imperio mongol.
Realizó reformas en su ejército que fueron la clave de la victoria militar. Exigió una disciplina férrea y dividió sus ejércitos en unidades decimales. Al principio, su ejército se componía, casi exclusivamente, de caballería, aunque más tarde también organizó  un cuerpo de ingenieros para realizar los asedios. El arco era el arma más efectiva y temida de los mongoles.  Se trataba de un arco pequeño, fácil de usar mientras se marchaba velozmente a caballo. Los soldados mongoles solían vestir de forma adecuada para soportar bajas temperaturas, y solían ir equipados con todo aquello que les permitiese realizar grandes viajes, todo ello sin hacer de sus caballos animales de carga, cuando en realidad estaban destinados a la guerra. Se tiene constancia de que los avíos de la tropa eran rigurosamente inspeccionados y se castigaba a aquellos que mantenían su equipo en malas condiciones. La formación más habitual de los mongoles consistía en dos líneas de  caballería pesada al frente y tres líneas de caballería ligera detrás; ésta se adelantaba y utilizaba sus arcos para después retirarse y dejar paso a la devastadora caballería pesada.

El caballo mongol, derivado del tarpán, era pequeño y enjuto, muy bien adiestrado para la guerra. Podía alcanzar unos 15 km/h de media y los estribos, probablemente un invento chino, permitían al jinete disparar mientras se desplazaba a gran velocidad.
Un inconveniente de los arqueros a caballo era que los movimientos de un caballo corriente pueden alterar la certeza del disparo. Tras la invención del estribo, los arqueros a caballo podían levantarse sobre los estribos para absorber el movimiento del caballo. Otro método para mejorar la puntería del disparo radicaba en realizar éstos en los espacios de tiempo entre las zancadas del caballo.
Hoy en Mongolia hay 3 millones de habitantes y 6 millones de caballos pero  sólo quedan 100 Takhis, o Przewalski,nombre que se les dió  en honor al naturalista ruso que los estudió y presentó en Europa. Es una antigua raza equina que vive en libertad y, como los propios mongoles, luchan por vencer al tiempo. Los Takhis, cuya palabra significa espíritu en mongol, es la única especie equina emparentada con los primeros caballos que existieron en el mundo y la última de las especies salvajes de caballos del planeta. En estos días la especie se encuentra en peligro y se está tratando de repoblar en ciertas zonas de Mongolia donde el caballo ha ido de la mano del ser humano en la historia del país.


No hay comentarios:

Publicar un comentario