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Con fijeza al caballo - pintura de Luis López |
La imagen de cabecera de esta entrada pertenece al pintor Luis López, que generosamente ha permitido su reproducción en este blog.
Esta imagen y otras muchas dedicadas al mundo del toro, se pueden ver en el blog "Tercio de pinceles"
Esta imagen y otras muchas dedicadas al mundo del toro, se pueden ver en el blog "Tercio de pinceles"
Sobre la arena,
roja
de sol y
sangre, en confusión de rotos
arreos y
correas,
derribados se
agitan entre el polvo
caballo y
picador... Y al palpitante
montón convulso
el toro
asesta,
rebramando,
el duro cuerno
hasta la cepa rojo.
Y la paz es un
charco
de sangre mala
y negra
y aquellos
dientes fríos y amarillos...
Un azadón, un
esportón de tierra
y aquel montón
de arreos
que, como cosa
muerta,
junto del jaco
muerto
están sobre la
arena.
Manuel
Machado De La Fiesta nacional
El caballo,
como el toro,
si es valeroso
y es fuerte,
da el pecho al
aire y se enfrenta
cara a cara con
la muerte.
José Bergamín. De "La claridad del toreo"
"El picador ha de situarse en la rectitud del terreno que ocupe el
toro y luego que este parte y llega a jurisdicción, se pone la garrocha en el
cerviguillo y se abre al mismo tiempo el caballo por la izquierda y, cargando
sobre el toro, lo despide por la cara de dicho caballo o en línea paralela con
él"
Tauromaquia de Pepe Hillo, 1 .804.
Una de las suertes más efectistas pero, hoy en día,
menos apreciada en España, en la que se ha empezado a ver últimamente como mero
trámite, es la suerte de varas. En ella, el toro, el caballo y el picador se
reúnen en un choque violento y sobrecogedor.
Una vez que el toro sale de
chiqueros y recorre la plaza, recibiendo algunos pases de
recibo, el
presidente ordena la salida de los picadores. Uno ejecutará la suerte y el otro
cubrirá la salida, es decir, se situará en el extremo opuesto del redondel.
Este tercio es el eje de la
lidia, la
razón de esta suerte es comprobar la bravura del animal, si es manso huirá y,
si no lo es, bajará la testuz, apretará los riñones y embestirá con más fuerza
y denuedo. Además esta suerte prepara al toro para el resto de la lidia, pues
al sangrar, el toro perderá acometividad y se volverá menos corretón. Pero si
la suerte no se ejecuta bien y el toro sangra muy profusamente, puede acabar
con toda su fuerza y denuedo.
Para
su ejecución, lo más artístico es que el picador coja el palo en corto y hacerlo deslizarse por la mano, lo que
se llama "tirar el palo", intentando detener al toro, adelantado la
vara, antes de que choque con el peto. Se señala el puyazo y se carga el
castigo. La puya hará sangre al toro a la altura del morrillo. El toro debe
embestir al caballo tres veces, generalmente. Una vez que el toro sale del
castigo, los toreros comprueban las condiciones en que ha quedado la res tras el puyazo.

El
rol del elemento humano de este encuentro, el
Picador, ha variado a lo largo del tiempo, las antiguas
tauromaquias afirman que son cuatro las cualidades que debían de tener los
picadores: valor, físico robusto, ser jinete
consumado y un perfecto conocedor del
arte.
Durante los siglos XVIII y gran parte del XIX, eran
los protagonistas de la fiesta. No estaban sujetos a una cuadrilla, es decir,
eran independientes y se anunciaban en los carteles por delante de los
matadores. Se encargaban ellos mismos de preparar los caballos, pues eran de su
propiedad. De aquella época les queda en la actualidad el privilegio de poder
usar el oro en los bordados de su chaquetilla.
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Suerte de varas |
Durante este periodo estaban en el ruedo a la salida del
toro, se situaban a la derecha del chiquero a 5 m. de distancia y el otro a 7
m. del primero, señalándose estos lugares con una marca y era el más novel el
que daba el primer puyazo.
El número de puyazos a administrar a cada toro ha ido
cambiando con tiempo.
En el año 1 .927 dejaron de estar en el ruedo,
situándose en la puerta de caballos y saliendo cuando lo indicase el
Presidente. Esto se reflejó en Reglamento de 1 .930.
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Gregoriana - pintura de Capel |
La indumentaria del picador es distinta a
la de los toreros de a pie. El traje del picador consta de: castoreño,
chaquetilla, calzona y mona. El castoreño es el sombrero que utilizan para
protegerse la cabeza y se sujeta mediante el barboquejo, que es una cinta que
une los dos extremos del sombrero y que los picadores se la colocan a la altura
de la barbilla. La chaquetilla es similar a la de los matadores, también
bordada en oro pero lleva unos protectores en las mangas. La calzona es un
pantalón realizado con gamuza y que cubre las piernas y abdomen. La mona o
gregoriana es una protección que utilizan los picadores en su pierna derecha
para protegerse de los derrotes del toro; cubre todo el pie y llega
prácticamente muslo. La otra pierna lleva una pequeña protección llamada
“monilla”.
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Castoreño, Chaquetilla, Calzona |
Picadores
famosos de la primera época son… Marcos Sanz, picador de
toros que, con su muerte por asta de toro, en 1747 se convirtió presumiblemente
en el primero de esa especialidad; Juan
Luis de Amisas, Escardillo, muerto en la Plaza de Toros de Madrid en 1811 o Alejo
Quintín, Pollollo, picador de toros, nacido en Lima el año 1751, y murió en
1817, por los golpes recibidos en la cabeza, en una corrida de toros, cuando contaba
66 años de edad y tras unos 48 años de ejercer la profesión.
En la actualidad, encontramos profesionales de altas
capacidades como Pedro
Moreno “Chocolate hijo”, Antonio Montoliu, Diego Ortíz…
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Monosabio |
El
monosabio es el mozo que ayuda y, si es necesario, socorre al picador y al caballo en la plaza de toros
durante la lidia. Le ayuda a montarse, sujeta al caballo en la suerte de varas para que no sea derribado y
socorre el picador si el caballo cae. La indumentaria que luce no ha cambiado a
penas, a lo largo del tiempo. Consta de
una blusa ancha de color rojo o azul y pantalón oscuro y una gorrilla del mismo
color que la blusa. Es el único autorizado a pisar el ruedo, además de los
toreros, durante la lidia. Su nombre original era el de “chulos”, pero en
Madrid, en torno al 1847, hubo un espectáculo circense donde actuaban una
cuadrilla de monos que realizaban una serie de habilidades con el nombre
artístico de los «monos sabios». Estos simios vestían unos blusones de color
encarnado y al público madrileño le dio por compararlos con los uniformes que
vestían los mozos de caballos. El nombre prosperó y hasta ahora.
El papel del caballo
ha sido siempre el de la víctima sin gloria y, sin embargo, el caballo, es un elemento esencial
en la suerte de varas.
En el siglo XIX se señalan sus características y se
dice que deberá ser de buen manejo y sin resabios, de marca elevada, de buena
boca, fuerte de ancas, viejo mejor que joven y que obedezca a la mano izquierda
del picador.
Los caballos de los picadores provienen de los
caballeros que asistían a las corridas cuya función era matar al toro. La
evolución de los festejos taurinos poco a poco les va restando importancia,
hasta quedar hoy en día como el máximo castigador del toro.
En un principio los caballos salían sin peto, cosa
que no tenía gran importancia en el toreo de rejones, ya que el caballo tenía
su movilidad como defensa, pero al ir imponiéndose el toreo de a pie, la
finalidad del caballero cambió. El picador estaba en la plaza para disminuir la
fuerza del toro y en algunas ocasiones, al no ser capaz de sujetar al toro,
este llegaba al caballo y lo habitual era que el caballo muriese destripado. De
hecho, en esta época, la bravura del toro se medía por el número de caballos
muertos.
Podemos
señalar tres épocas en relación con el caballo:
_ Durante el siglo XVIII y parte del XIX, el picador
era el dueño del caballo, él mismo lo domaba y lo cuidaba. Es la época en la
que menos caballos murieron en el ruedo a pesar de no existir el peto protector.
Aunque el número de caballos muertos en el ruedo, hoy día nos horroriza. Tómese
por ejemplo que
en 1.851, cinco de los picadores más importantes de entonces, en 26 corridas de
toros tuvieron 173 caballos muertos, unos 7 por corrida y 115 caballos heridos,
4 por corrida.
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Tercio de varas a principios del siglo XX |
Hoy
en día la “prueba de caballos”, no se realiza e, incluso, queda prohibida
expresamente en unos carteles colocados en los patios de caballos. Basta solo
con la inspección veterinaria.
_ La segunda parte va desde el último tercio del siglo
XIX hasta la implantación del peto protector, durante los años 30 del siglo XX.
La cantidad de caballos muertos en las plazas es ingente. Los caballos son
facilitados por la empresa. Los caballos que se
utilizaban fueron caballos desechados por viejos, enfermos o maltratados. Por
otro lado se utilizaban otros que parecían estupendos ejemplares, pero que por
alguna razón, carácter, accidente,…, sus dueños ya nos lo querían Los picadores nada tienen que ver con sus monturas, es más, suelen verlas
el mismo día de la corrida.
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Protección del caballo en la actualidad |
_ La tercera época es la que comienza con la
implantación del peto y continúa en la
actualidad. El peto se
implanta en el año 1.930. Ya en el año 1.925 La Sociedad Protectora de animales
hizo una campaña de protesta por lo desagradable y cruenta que era la suerte de
varas. La Administración se hizo eco de la campaña y, a esto se unió las
dificultades para adquirir caballos que por entonces ya existía. Hay que tener en
cuenta que ya había hecho acto de presencia el automóvil y los caballos de
desechos habían disminuido drásticamente.
Para
la implantación del peto, se abrió un concurso y se hicieron pruebas con
distintos tipos de petos hechos con distintos materiales: chapa metálicas,
capas de cuero, de goma, de lona y guata. Todos se probaron en novilladas,
eligiéndose finalmente un modelo fabricado con cuero flexible, aunque más tarde
este material fue desechado también.
Al principio el peto cubría el vientre, la pata delantera
y el pecho. Posteriormente, se fue modificando su estructura y el peso para
facilitar la maniobrabilidad del caballo y para salvaguardar su seguridad.
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Tapar la salida |
En
los años 90 se instauró el peto tal y como lo conocemos en la actualidad. La
necesidad de adaptarse a la legalidad, que exigía un peto de un peso menor a
los 30 kilos, hizo que se probara con varios materiales hasta que al final se
impuso el peto elaborado con kevlar, el mismo tejido con el que se hacen los
chalecos antibalas. Actualmente el peto es una armazón rígida en la que el
toro se estrella y le impide romanear al caballo y al picador. Muchos
aficionados y entendidos están pidiendo introducir modificaciones en el peto,
que aun protegiendo al caballo eficientemente, permita ejecutar mejor la
suerte.
Además de esta protección, al caballo se le vendan los
ojos para que no pueda ver nada y se te taponan los oídos con algodón para que
no se altere con los ruidos de la plaza. Muchos afirman que se les seda
parcialmente, aunque esto está expresamente prohibido por el reglamento.
En
la actualidad el prototipo de caballo de picar está lejos de ese caballo grande
y corpulento de hace unas décadas. Se
busca un caballo fino ya que la movilidad tiene que ver con el peso.
Estas características hacen necesario el cruce de varias razas equinas para
conseguirlas. Uno de los cruces más realizados es el
de percherón y el bretón, que le dan la
fuerza y la potencia, con el inglés, español y árabe, que lo afinan y le dan la
movilidad.
El peso ideal del
caballo oscila entre los 550 y 650 kilos, y aunque es importante el peso lo es
más que tengan buen cuello y buenas espaldas. Que tenga buena doma, buenas
hechuras y movilidad. La cruz del caballo debe estar sobre 160
centímetros. Además de las características morfológicas, el carácter es fundamental
en este tipo de caballos por lo que deben de ser dóciles y tranquilos,
pues tienen que ser manejables en la plaza en momentos comprometidos y deben
sobrellevar bien el alto ritmo de viajes y desplazamientos que tienen en plena
temporada. Además de nobles deben tener el corazón suficiente para luchar con
el toro y, no solo aguantar la pelea, el caballo tiene querer luchar con el
toro.
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Antiguos picadores |
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Empieza el paseillo |
Gracias a todos los que han facilitado la publicación de esta entrada y a mi abuelo don José Hidalgo, que me descubrió el mundo del toro.
PICADOR . . . CESAR MORALES.
ResponderEliminar“Lanza de su amor primero, triunfador, . . .varilarguero”.
En las lidias de El Zapata,
¡que Dios la suerte reparta!,
toca turno al picador,
joven serio . . . soñador.
Lancero, Cesar Morales,
palos largos, señoriales,
primer tercio, el de las varas,
dos metros miden sus jaras.
Del buen toro, sus misterios,
arranque desde los medios,
macho que asiste a la cita,
te da gloria, . . . te la quita.
El peto de aquel caballo,
cuatro patas, sin desmayo,
viril, el varilarguero,
garrocha, punta de acero.
Albarda que va certera,
fiel sangrado a la primera,
descongestionar al toro,
con la puya del decoro.
En acción, muy pinturero,
un lomo su alfiletero,
hasta me faltan palabras,
arrimón . . . que para en tablas
De un astado la querencia,
Cesare digna cadencia,
señorial, caballeresco,
por tal lance pintoresco.
Salida al tercio, entre palmas,
ovación de miles de almas,
“Bienvenido”, Reyes Huerta,
la fama toca a la puerta.
Hay arte que tiene prisa,
como el viento se desliza,
pica sutil, . . . cual saeta,
parte pelo una lanceta.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
México. Distrito Federal, a 07 de abril del 2015
Reg. INDAUTOR No. (en trámite)
Muchas gracias. Un hermoso poema.
EliminarAl contrario, gracias a Usted, por su amable atención, por dar foro y por su interesante y cultural blogspot. Un saludo desde la Ciudad de México.
ResponderEliminarAl contrario, gracias a Usted, por su amable atención, por dar foro y por su interesante y cultural blogspot. Un saludo desde la Ciudad de México.
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