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Escultura de Thomas Thornycroft |
"Dejen a los hombres vivir como esclavos si
así lo desean. Yo no lo haré"
Boadicea
Esta frase es atribuida a Bodicea, reina de la
tribu celta de los Iceos, que vivió en isla de Gran Bretaña en la primera mitad
del siglo I.
Se cree que nació en torno al año 30 d.C en
Gales, y murió en el año 61. Por aquel
entonces Gran Bretaña, casi en su totalidad estaba en poder de los romanos bajo
el reinado de Nerón. Tácito y Dión Casio, dos historiadores romanos la
mencionan en algunas de sus obras. Por eso en la actualidad es bastante
conocida e, incluso, tiene una escultura fabulosa en pleno centro de Londres,
en la cual se representa a Boudica y a sus dos hijas, montadas en el carro con
el que recorrió gran parte de Gran Bretaña exhortando a las tribus celtas para
que se unieran a ella contra el invasor romano.
Dión Casio dice sobre ella: “poseía una inteligencia más grande que la
que generalmente tienen las mujeres”, y que era alta, de voz áspera y
mirada feroz, cabello pelirrojo hasta la cadera, túnica de muchos colores y un
manto grueso ajustado con un broche. Siempre usaba un grueso collar de oro,
posiblemente un torque, aditamento que entre los pueblos celtas siempre
significaba nobleza.
Fue la mujer de Prosutagus, rey de los Icenos,
con el que tuvo dos hijas, al menos. Por aquel entonces, los Icenos pagaban
tributo a los ramos a cambio de su independencia, pero el problema
surgió cuando, al no tener hijos varones, no podía asegurar la independencia de
su pueblo frente al Imperio romano. Por eso se le ocurrió la idea de nombrar al
emperador romano, coheredero de su reino, junto con sus dos hijas. Este tipo de
testamentos eran habituales en la época romana. Pero cuando murió los romanos
no respetaron el pacto. Lo que hicieron fue apoderarse de su territorio, de sus
bienes y esclavizar a la clase dominante, sobre todo a la familia real.
Para dar un buen escarmiento,
apresaron a la reina Boudica, la desnudaron en público y la azotaron. A
continuación violaron a sus dos hijas. Además y, a pesar de que ya no disponían
de bienes, le pidieron los impuestos a todos los icenos.
Esto fue la gota que colmó el vaso,
Boudica arengó a los suyos y convocó a las tribus celtas para que se levantaran
contra los romanos. Así, logró reunir a más de cien mil guerreros y guerreras,
prestos para expulsar al invasor.
Los británicos en un primer momento
tuvieron grandes éxitos. Capturaron el asentamiento romano de Camulodunum
(Colchester). Boadicea y sus aliados se lanzaron entonces contra la capital
Londinium (Londres) Verulamium (St. Albans). Las ciudades fueron asaltadas e
incendiadas, los cementerios romanos profanados y sus esculturas mutiladas. Algunas
de estas estatuas se pueden ver hoy en día en el museo de Colchester.
Por fin, Suetonio, gobernador de
Britania, y Boudica entablaron combate en la
batalla de Watling Street, en un lugar
todavía no determinado. Los romanos estaban en gran inferioridad
numérica, 5 a 1 pero el ejército romano estaba bien disciplinado y armado; el
de Boudica era muy numeroso pero poco uniforme en cuanto a las armas que
portaban y a la edad de los guerreros, desde niños a ancianos.
Los romanos hicieron que el desorden y el terror prendieran
en las tropas enemigas que huyeron en desbandadas. Más de cuarenta mil personas
murieron en la retirada y con los vencidos, los romanos, no tuvieron piedad.
Boudica no murió en la batalla, pero
sabiendo que los romanos no dejarían su pueblo en paz hasta haber acabado con
ella, tomó un veneno para morir.
Sus fieles seguidores le dieron
sepultura en un lugar secreto para que su tumba no pudiera ser profanada.
La biografía de esta extraordinaria
mujer que defendió la independencia de su pueblo, mucho antes que el famoso rey
Arturo, ha sido, incluso llevada a la televisión y al cine.
Los celtas eran buenos fabricantes de carros e,
incluso, la palabra romana “carrum”, podría provenir de la gala “karros”. Se
han encontrado y excavado algunas tumbas de carros en Gran Bretaña que datan de
la Edad de Hierro. El carro está íntimamente ligado a la mitología celta y a la
vida de sus habitantes.
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Jinete y carro celta |
Del carro celta, quizás llamado carpentom,
tiraban dos caballos, aunque anteriormente fueron cuatro. Medía aproximadamente
2 m de anchura y 4 m de longitud. La llanta de hierro de una pieza de
las ruedas de los carros fue probablemente una invención celta. Aparte de estas
yantas y otras cosas más, el carro celta estaba hecho de madera o mimbre. Otra
invención celta fue el eje colgante entre las dos ruedas, lo que permitía pasar
mejor por el terreno abrupto. Llevaba siempre dos pasajeros: un conductor y un
combatiente. Este último no necesitaba descender para enfrentarse a un enemigo,
puesto que el conductor estaba preparado y atento para recuperarlo, y para huir
si se presentaba la necesidad. Esta táctica de guerra fue sobre todo utilizado
por los britanos contra Julio César.
También parece ser firme la hipótesis
del uso de carro con motivo ceremonial, como fue el caso de Boudica, la cual
reclutó y dirigió sus tropas desde un carro.
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Losa de la tumba de un cabllo |
«Boudica,
con sus hijas delante suyo, viajó en carro de tribu en tribu, declarando que
realmente era normal para los bretones pelear bajo el liderazgo de las
mujeres.»
Normalmente, los celtas llevaban dos
tipos de caballos, uno pequeño, no más grande que un poni, que utilizaban para
llevar los ajuares y, otro más grande, de los llamados sangre fría que se
utilizaban para tirar de los carros. Descendientes de los caballitos celtas,
son el Shetalnd de Escocia, el Dartmoor de Gales o el Connemara de Irlanda. La
alzada de estos caballos no debía tener más de 120 cm.
El caballo de mayor tamaño llamado “thieldon. Se trata de un caballo
grande, también duro y piloso. Era proverbial su longevidad útil. Fue el que
tiraba de los carros y posteriormente se utilizó para llevar a los jinetes
pesados, se estima que la alzada de estos caballos se situaría entre 130 y145
cm.
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