lunes, 27 de abril de 2015

KELPIES



Esculturas de Andy Scott


Un kelpie es un ser fantástico, un caballo mitológico y acuático, un espíritu maligno de la mitología celta que vivía cerca de los lagos y, en algunos casos, del mar. Se solía presentar como un hermoso caballo negro o blanco con una mirada salvaje e indómita, pero manso y dócil al trato. Cuando el incauto viajero se le acercaba y lo tocaba, el humano quedaba unido irremediablemente a su piel, suave y fría como la muerte. Entonces, el caballo, ágilmente, emprendía una rauda carrera y con un salvaje salto se introducía en el agua. Una vez en ella se revolvía y devoraba al humano. La única forma de escapar a este destino era  cambiar la brida del caballo por otra y de esta forma el espíritu se sometía a la voluntad del jinete. Parece ser que los Kelpies de agua salada eran más benignos que los de agua dulce, ya que los primeros se conformaban con propinarle un buen chapuzón a la incauta víctima.

A veces, el espíritu se aparecía transformado en un hombre o mujer joven, empapados en agua que se subía a la grupa de cualquier jinete que fuera a caballo y conducían a jinete y a su caballo al agua. Este malvado espíritu de las aguas parecía estar especialmente interesado en los niños.

Kelpie
En Escocia se narraba un cuento de terror, al amor de la lumbre en las largas noches de invierno,  sobre diez hermanos que, jugando en la orilla de un lago, vieron aparecer al Kelpie.  Para atraerlos, el caballo se presentó manso y confiado ante los niños, que los miraron con franca curiosidad. Cuando cruzaron sus miradas, hipnotizó a nueve de ellos, mientras que el décimo consiguió escapar perseguido por esta horrible criatura.



Hay otra leyenda, mucho más amable, en la que se cuenta que en el río Clyde, que bordea toda la ciudad de Glasgow, en Escocia, vivía, hace muchos años, un Kelpie. Una tarde, la hija del gobernador de la ciudad paseaba junto al río con unas amigas, cuando una de ellas vio a un hermoso caballo bebiendo en el río. La hija del gobernador, embrujada por la belleza del animal, se acercó a él. Este con su hocico la acarició y pareció susurrarle algo al oído. Esa misma noche, la muchacha abandonó sigilosamente la casa de su familia para ir a reunirse cerca del río con el caballo, el cual la esperaba con forma de un hermoso muchacho de piel blanca, rubio y de ojos grises. A partir de ese encuentro, la muchacha escapaba todas las noches para reunirse con su amante. Una de esas noches, no volvió más. Cuenta la leyenda que ella prefirió abandonar a sus seres queridos para estar junto a su amante y que en algunas noches de luna llena, se puede ver a un hermoso caballo blanco que galopa, llevando a su grupa a un niño de piel clara, rubio, casi albino, de ojos grises.

Canal Forth & Clyde

Por suerte, estas preciosas esculturas de Escocia no tienen nada de terrorífico, pero si te hipnotizan y enamoran con su belleza y su fuerza. El artista, Andy Scott, modeló a los Kelpies, a base de láminas de acero inoxidable. Miden unos 30 metros de altura aproximadamente y tienen un peso aproximado, cada una, de unas 300 toneladas. Fueron construidas en el canal Forth & Clyde, cerca de Falkirk, aunque existe un debate entre esta ciudad y la vecina Grangemouth por asignarse el territorio en el que están asentadas las estructuras. La construcción de esta portentosa obra, demoró cerca de ocho años, y fueron inauguradas como homenaje a la tradicional admiración por la fuerza de los caballos de la Escocia central.
El Clydesdale es una raza de caballo que proviene de los caballos de tiro de las granjas escocesas de esa región, de ahí su nombre. Aunque originariamente era una raza pequeña, ahora es una raza de altura, debido a los cruces con otras razas. Debido a su fuerza y resistencia eran utilizados para el transporte y la agricultura. 

Hoy en día son la raza propia de los caballos de tambor de la Caballería Real Británica También se han utilizado para crear y mejorar otras razas de tiro.
Su fuerza les viene de los sementales flamencos que fueron importados a Escocia para que se cruzaran con yeguas locales.
La primera vez que se utilizó el nombre de  "Clydesdale", para esta raza de caballo, fue en 1830 y pronto la raza se propagó por toda Escocia y el norte de Inglaterra. A finales del siglo XIX y principios del XX, miles de estos  caballos fueron enviados a diversas partes del  mundo, incluyendo Australia y Nueva Zelanda, donde se conocen como “la raza que construyó Australia”. Pero a pesar de su éxito, después de la primera Guerra Mundial, su número empezó a disminuir drásticamente debido, sobre todo, a la mecanización, llegando incluso a considerarse una raza en peligro de extinción. Aunque hoy en día se han tomado medidas para evitarlo, todavía se considera una raza vulnerable.
Caballo Clydesdale
La raza tiene un perfil facial recto o ligeramente convexo, la frente amplia y hocico ancho. Es musculoso y fuerte, con un cuello arqueado, cruz alta y un hombro inclinado. Su andar es rítmico y alegre. Los hay de pelo de diferente color, pero la mayoría tienen marcas blancas, incluyendo el blanco en la cara, los pies, las piernas y el manchado cuerpo de vez en cuando (por lo general en la parte baja del abdomen)

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